Cristina García en Simof 2016: ‘Silencio’
Flamenquis…
Es de noche en la ciudad de Nueva York. Tarde, muy tarde. Los edificios se llenan de luz mientras que el silencio golpea fuerza. El bullicio se esconde en algún lugar. No hay carreras por la ciudad, ni prisas. El negro de la noche se confunde con las luces de Times Square o de Brodway. Los rascacielos quieren tocar el cielo, la niebla los cubre. Nueva York para ti y para mí.
Tacones. Unas seductoras piernas que se ven bajar de un coche. Una mirada, te agarras bien el abrigo, hace frío. Pasa, entra. Otro mundo tras esas puertas. Estamos en Studio54 , mítica discoteca neoyorkina. Suena música de finales de los 70. Fiesta. Descontrol. Ruido, mucho ruido. Luces de todos los colores, brillos y más brillos. Las solapas de los cuellos casi se vuelven volantes.
Todo se torna descontrol. Risas. Los altavoces retumban. La música casi no deja oír qué dice aquel con el que estamos hablando. Flecos que dan movimiento, volantes de capote, locura. Algo de “Sexo, moda & rock’n roll” y algo de “Contigo” impregna este Silencio. De la sobriedad del negro y blanco a los flúors, berenjenas, azules, y pasionales rojos.
Movimiento, tul, volumen. Quitarle a Cristina García sus tules sería como decirle a Valentino que dejase de usar el rojo o que Giambattista Valli dejase de darle vuelo a sus faldas y vestidos. Imposible.
Nadie quiere pasar desapercibido. Los complementos resaltan sobre cualquier otro elemento. Y Raquel Bonilla, de la firma BoRo así lo hizo para los trajes de Cristina. No hay tiempo de no ser visto. El diseño envuelve cada prenda. Los volantes, los brillos, degradados, estampados, el movimiento que dan unos flecos, las lentejuelas toman el control de la fiesta privada que Cristina Garcia dio sobre el Nueva York de Simof 2016.
Todo en Nueva York es exagerado, locura. Los cuerpos se ciñen y entallan para marcar la figura, las transparencias alimentan la mirada. Color. Pompones de claveles hechos volantes con nombre propio. Estampados que me recuerdan al cielo azul de diciembre. El juego de las mangas diferentes y los escotes asimétricos.
Moda. Mucha moda. No hay más que moda. No quiero que haya más que moda. Aunque no se entienda. O si.
Y tú, flamenca cansada, aún con raza, aquel tacón de aguja que llevabas sobra ya. Quizás hasta el rimmel se haya desprendido, los labios ya casi ni estén pintados. Ahora que tú, Cristina García, te conviertes en flamenca, a tu modo, ahora que sacas a tu “gitana” a la pasarela te digo yo, a mi modo, aquello que no se cantó en Nueva York, aquello que no salió del Sur, de arenas de una aldea, ahora te digo yo, en este Nueva York, este año, tan tuyo y mío, a mi modo, por sevillanas.
Con esta luna por testigo
ante el cariño de tu gente
mi corazón se va contigo
cuando te tengo frente a frente.
Silencio, que se pare el tiempo
que nunca se acabe
bendito momento.
Besitos por bulerías!
4 Comentarios
Adriana Argentina
Oleee oleeee y oleee, que me ha emocionado esta entrada. Bellisimo todo! Sin palabras realmente.
Besitos Claudi
comprar trajes de gitana
ENAMORADA estoy del tercero…bueno bonita es la colección entera pero el tercero es amor.
Romy
!Ayyyy! Profundo suspiro.
Preciosa colección de una artista con identidad propia ¿”Qué sería de Cristina García sin sus tules”?
Fina
Todos muy chulos