De un Martes Santo gris a un Miércoles Santo pleno…

Por fin estoy agotada!! Por fin estoy rota!!! Por fin mi cámara se quedó casi sin batería y los móviles no funcionaban por el capilleo 2.0 sevillano… por fin!!!

Del Martes Santo sólo puedo deciros tres cosas… tres momentos con los que me quedo y que la lluvia no pudo romper…

1.- Llegar de nuevo a la salida de La Candelaria y que desde ese bar todos me llamasen para que entrara con ellos…

2.- Que Rosa me dijese “que me gusta verte de nuevo aquí pero más me gusta verte sonreír” que me regalase un detallito del escudo de la hermandad que ya anda puesto en mi tablón y dijese allí a todos los presente “yo la quiero por ella, por como es y no por nada más“

3.- Que mi Nano, aunque no pudo estrenarse como costalero del Señor de la Salud llegase  allí, me viese, me abrazase y llorase emocionado porque un año más se quedan en casa… Lo mejor, ese momento en que me enseña su primer relevo y que me dijese “Cla, ¿lo quieres?” “¿En serio? ¿sabes que aún tengo guardado el primero de cuando saliste en la Cruz de Mayo?” “Lo sé. Por eso quiero que lo tengas” Nos abrazamos y nos dijimos “Te quiero“… Aún se me ponen los vellos de punta…

Y como me dijeron ayer… éso, sí que es Semana Santa.

Ya una vez metida en el Miércoles Santo los nervios y prisas se meten el cuerpo… “que ya hay una en la calle!!” Y es que un agonía semanasantero es así, de carreras y bocatas, y si ahora lo elevamos a 2.0 además de twitteo… visto lo visto, menos mal que yo llevaba mi pinguinallo porque alguien debería plantearse que, tanto en Semana Santa como en Feria, Sevilla necesita de una mejor cobertura.

San Bernardo por lo alrededores de su barrio me emociona, no sé le estoy cogiendo un cariño en estos años que no puedo explicarlo. Ver a mi pequeño nazareno que te ve y, con capirote y todo, como no puede darte un beso te agarra y te da un abrazo que ni yo esperaba, un par de estampitas y un caramelo… Caminar junto al paso del Crucificado, refugiarme en la mirada de la Virgen… es algo que no puedo dejar de hacer la mañana de un Miércoles Santo.

Por fin apunté en mi programa de mano de “El Llamador” todas las hermandades que he visto, donde las he visto y qué pasó. EL Carmen Doloroso en el Duque, Buen Fin en Trajano y S. Lorenzo con petalada incluida al palio, esa calle Francos con estrechez máxima y el palio de la Virgen de Consolación, ojos azules sevillanos, estrenado bambalinas que me rozaba al pasar y Ella que me embaucaba con su mirada o acompañar a la hermandad del Baratillo mientras “entra” en Sevilla… son cosas que a veces no se puede explicar.

Siete Palabras que me hacían buscar a mi costalero, a mi Nano, que pudo estrenarse… Y otro de mis niños candelarios que me ve y hace lo posible por darme una estampita “¿vas bien?¿necesitas algo?” Voy de arte“

Y es que Sevilla hay que vivirla, terminar un Miércoles Santo con Los Panaderos en la Cuesta del Bacalao con dos marchas para revirar, de costero a costero “¡¡olé los costaleros de la calle Orfila!! Olé el Panadero!“, mirarla, ver su palio lleno de flores maravillosas, la dulce mecida que los costaleros, casi sin meter cintura porque la entrada a la calle es tan estrecha que no puede rozar ni un solo balcón… son esos momentos que no puedes describir sino que hay que vivir…

Por fin… un día me voy agotada a casa, por fin luce, hoy también, el sol en Sevilla… Y hoy, día de mantillas, luto, rosarios y esta noche… La Madrugá… toca trianear…