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Sin jueves Santo ni Madrugá
Llegaban las tres de la tarde y Cigarreras lo tenía claro “este año le rezamos en casa, nuestra estación de penitencia será la de esperar un año más” Y es que, aunque la mañana había estado pasable, al menos donde yo vivo, según se acercaba esa hora, el cielo se teñía de negro. Nos quedamos sin mantillas, quizás hoy veamos todas las que no pudimos ver ayer, nos quedamos sin esos caballos que, fibrosos, con fuerza, con los escorzos que forman, hacen temblar La Campana, sin la delicadeza y asombro de los niños cuando dicen eso de “papi, mira los caballos” sin saber la grandiosidad del momento que refleja ese…
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Miércoles Santo…
Ante la soledad y mis nervios que no se templaban con nada, decidí vestirme e impasible caminar hasta el consuelo, amor y paz que el señor y nuestra Madre pueden darnos. Rezando, mirándolos fijamente y pidiendo esas cosas que una siempre lleva en su corazón y que nunca suelen decirse… porque las peticiones son secretas, como dice la gente. Buscaba la Cruz de Guía de la hermandad de San Bernardo para encontrarme con el nazarenito más lindo de toda la hermandad y, a la altura de mi querida Candelaria, pude encontrarlo… pero no me atreví a visitarte, Madre, no me atreví… Tras un muy lento discurrir de los nazarenos llegamos…
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Lunes Santo…casi de dulce
“Este año, no realizaremos la estación de penitencia” Primeras palabras de un Hermano Mayor que nos ponen el corazón en un puño, primera Hermandad que se queda en casa. El Polígono no sale… y la saeta de j. Manuel se queda en su garganta esperando un nuevo año, y los niños, otra vez, con los caramelos y estampitas en los bolsillos… no vale la pena arriesgar todo el patrimonio, humano y divino, de la Hermandad, como ocurrió el año anterior… “Hará su estación de penitencia a la S.I. Catedral” Aplausos, en la capilla y yo en mi casa… No sé por qué, pero aplaudí, instintivo. Y hasta arte desparramaba hasta…