Pedro Béjar en Simof 2019: ‘A’
A veces uno se desquita de todo. A veces, lo que empieza siendo una colección más se convierte en “la colección“. ¿Qué esperar de alguien que tiene un estilo tan marcado? ¿Qué esperar de alguien que parece haberlo contado todo en tan sólo un puñado colecciones?
De repente todo da igual. Uno se olvida del “qué dirán“. De repente suena aquella música impensable para un desfile de flamenca. De repente las luces se vuelven bajas, aparece el negro y los cristales repartidos en los trajes de flamenca reflejan la luz de aquel momento en que uno se dejó llevar.
Las cuidadas transparencias se mezclan con lazadas y exagerados cuellos camiseros. Las enaguas siguen teniendo vida propia, mientras que las mangas se revolucionan de nuevo.
‘A’ de amor, amistad, alegría, añoranza.. ‘A’ ¡puede ser tantas cosas!
Misticismo o tradición. Lunares o lisos. Blancos, rojos, celestes o rosas. Encajes sobre los trajes de flamenca. Lazadas inmensas. Ausencia de flores.
Y cuando parece haber acabado todo, el recuerdo de aquellas cinco colecciones de moda flamenca que Pedro Béjar nos deja sobre la pasarela de Simof. Cinco colecciones, cinco trajes de flamenca característicos, uno por cada colección. Sólo en blanco y rojo.
Pedrito, el pequeño, el que nos trae de cabeza colección tras colección, con el que es imposible no reirse, el niño de las enaguas, el de Marujita Díaz, aquel al que mucho intentan imitar, el de las peinas exageradas, el del “Miarma, miarma!, el que trajo de un modo exagerado el volumen a la pasarela ¡loco lo llamaban! El niño de todos.
Pedro Béjar por fin ha sido sólo Pedro Béjar, se ha olvidado de todo y de todos.
Besos por bulerías!