Lunes Santo 2016. Mi niñez.
Ayer volví a ser niña. No hay momento más hermoso que aquel en el que recordamos y rememoramos nuestra infancia que, cuando pertenecemos a una hermandad, siempre queda unido a nuestros padres y abuelos. Momentos de comprar estampas, de preparar la ropa de nazareno, el bocadillo que mi abuela me preparaba con cariño, los cuarenta grados que hacía aquella mi primera vez que me enfundaba la túnica de nazareno, el dobladillo que días antes mi madre repasaba, en definitiva, un bombardeo de recuerdos y sentimientos combatían en mi cabeza y mi corazón esperando que las nubes se fueran y dejaran a mi hermandad hacer estación de penitencia.
Mañana oscura en el trabajo. Nubes y agua. Sin claros. La Hermandad del Polígono San Pablo decidía no salir. Y se abrió un claro enorme. En palabras de su Hermano Mayor “sí, hay un claro, pero vienen nubes con tendencia a descargar en Sevilla“. Y mis nervios aumentaban, poco a poco el reloj corría y la hora marcada se acercaba.
Llegaba a casa y mi #VerdeEsperanza ya me esperaba, sólo me senté en el sofá mientras el Hermano Mayor de Santa Genoveva decía a sus hermanos que pondrían la Cruz de Guía en la calle para realizar su estación de penitencia. “Javi” dije, a lo que sin dejarme terciar más palabras, me respondió sin tregua alguna “vístete y vete“
No, yo el Lunes Santo no lo vivo en Sevilla, vuelvo a Dos Hermanas.
De repente la Hermandad de Santa Genoveva se daba la vuelta, amenazaba lluvia. Empieza a desmontarse el Lunes Santo sevillano y yo contemplaba desde el tren esa nubosidad negra que venía lentamente a tapar los pocos rayos de sol que había.
Mi madre me recogía en la estación y juntas nos íbamos a ver salir Presentación al Pueblo de Dos Hermanas. Media hora más. Entretanto la #FlamencaMadre y yo rememorábamos cada Lunes Santo pasado. Media hora más. Y el cielo empezaba a tronar con fuerza pero no caía una gota. Media hora más. Comienza a llover levemente, el público congregado se refugia en los dinteles de las puertas cercanas. Media hora más. San Gonzalo y Redención no salen. Y llega el tuit esperado, la decisión de la Junta, el sol que aparta nubes y aprieta con fuerza, la Hermandad pondrá su Cruz de Guía en la calle y, fruto de la casualidad, al recortar su camino de ida, pasará por la puerta de aquella quien me hizo hermana. Mi abuela.
Sale el misterio, mi Señor de la Presentación al Pueblo marcha de costero, tres pasitos y a compás “Mamá si la banda le toca Refugio yo aquí me muero.” Y parece que me oyeron. ¡Qué bien se hace en los pueblos! Sí una hermandad de barrio, sí de un pueblo pero cómo anda, que bien le queda la banda al misterio, al nuestro. Al suyo.
Fue empezar a ver salir el palio y decirle a mi madre “no me lo creo.” A lo que ella me contestaba “¿qué es lo que no te crees?” “El palio se ha “macarenizado” en su forma de andar” (permítanme la licencia de expresarlo así) No, ahora las bambalinas no se mueven y suena Como tú ninguna a la salida de la Virgen del Amor y Sacrificio. Petalada y más sones macarenos para Ella. Yo soy un poquito más de “trianear” de barrer balcones con las bambalinas , que las bellotas y borlones suenen a compás al chocar con los varales pero sabía que cuando mi #VerdeEsperanza lo viese disfrutaría.
Ver a mi Cristo de la Presentación al Pueblo llegar a la puerta de mi abuela no se puede expresar con palabras. De verdad que no se puede. Para mí era algo más que especial. Recuerdos. Y Él llegó de costero, no recuerdo que marcha sonaba, sólo sé que no dejaba de mirarlo, sé que me quedé parada, petrificada, lo vi llegar, se me saltaron las lágrimas, me acordé tanto de ella. Y Él debía saberlo. La marcha acabó, tres pasos y se arrió en la puerta. ¿Qué más le puedo pedir?
Lunes Santo nazareno, Lunes Santo de emociones, Lunes Santo hasta de debates con el auxiliar de mi hermandad por la forma en la que se viste o no a la Virgen. Hablando se entiende la gente. Lunes Santo en el que mi #VerdeEsperanza volvía a acompañarme, mi primer Lunes Santo de casada. La fuerza de una hermandad que luchó contra las nubes y pudo realizar su estación de penitencia.
Lunes Santo de Presentación al Pueblo, de Amor y Sacrificio.
Besos con olor a incienso.
3 Comentarios
Cat of Sunshine and Siestas
Bonitas palabras, Claudia. No soy de aquí, está claro, pero recordaré a mi primer paso, de la Hermandad de la Estrella del barrio de mi alma, con la primera amiga que hice en España. Momentos de euforia, para maravillarme con la penitencia. Y fui hace un año, a los 29. Este año me marcho, pero me alegro haber vivido al menos un Domingo de Ramos en Sevilla.
Lucia
Ains Claudia ha sido leer tu post y echarme a llorar. En mi caso también fue mi abuela la que me inculcó el sentimiento a mi Virgen de la Estrella y a la Hermandad, te entiendo tanto son todos recuerdos cuando ves tu hermandad en la calle y sobre todo a sus titulares, esos titulares que tanto amor le tenian. Me alegro que disfrutaras de tu hermandad al igual que yo pude disfrutarla el Domingo de Ramos. Ahora a seguir disfrutando de esta semana tan grande que tenemos.
Besos con sabor a canela y clavo
Tania
Hola Claudia.
No soy andaluza pero ya llevo aquí siete años y tengo un gran respeto por todo lo vuestro.
Un año fui a tu pueblo a ver la Oración en el Huerto, nos pusimos en la calle Antonia Díaz. Tuve la suerte de escuchar una saeta. Es algo que no puedo explicar con palabras.
Desde entonces procuro ir a la salida de los pasos.
Me emociono muchísimo e incluso no puedo contener mis lagrimas.
Así que en cierto modo puedo entender lo que sentiste cuando él se paró allí. Seguro que ella también estaba en ese momento allí porque aunque ya no está, siempre estará en tu corazón.
Gracias por tu blog y por esto post.