Cada persona en su propio estilo…
Flamenquis…
Hay tantos tipos de personas como trajes de flamencas, no descubro nada nuevo con esto, y cada persona cuadra, pega, queda bien, combina (o como queráis decirlo ) con las de su misma “colección“.
Que sí… que están esas que parecen un traje lleno de volantes, subidas, bajadas, mangas de una forma o de otra, colores entremezclados, rebujina de estilos o tejidos, pasamanería, plisados o madroños, personas en definitiva que sólo unos cuántos son capaces de entender y convivir o, visto de otra forma, trajes que sólo algunas son capaces de lucir (y no lo digo a mal).
Hay otras sencillas, discretas, tipo traje de flamenca de un solo volante o pequeñísimos volantitos que llenan una falda, mangas largas y volante, escote de pico, mantoncillo al ras, pendientes clásicos y poco más. Éstas tratan de pasar desapercibida, no dan ruido, casi diría que ni bailan sevillanas.
También tenemos a esas personas que de un lado parecen una cosa y como las mires del otro son otra, ni mejor ni peor, distinto y unas veces nos cuadran más y otras menos. Es verdad que no nos son indiferentes, sobretodo cuando ambos lados (o personalidades) son fuertes, llenas de rabia y orgullo porque cuando se trata de dos “buenas” personalidades seguramente ni den “ruido“. ¿Me explico?
Siempre estarán esas otras que nos apoyan, ayudan, que se preocupan por nosotros sin pedirnos nada a cambio y sin variar de un día a otro. Vamos, clásico traje de flamenca que lo cojas cuando lo cojas, con tan sólo darle un mínimo cuidado, siempre está perfecto, sin desteñir y, en ocasiones, sin arrugar. Bien “plantao“. Estas personas son buenos amigos… pero, por contra a los trajes de flamenca que os comento, de éstos, hay pocos.
Después están esas personas que son como las “copias” de los trajes de flamenca… pretenden ser como alguien y al final no son nada. Falsos. Eso ocurre cuando se trata de copiar o clonar un traje de flamenca de cualquier diseñador, por mucho que se imite no se consigue nada. Esas personas no son nada. ¿Por qué? Porque carecen de personalidad y, lo mejor, es que se creen que nos engañan y no se dan cuenta de que hacen el mayor de los ridículo; ¡¡A la cárcel vas a venir a robar!!.
El común de los mortales seguramente sean trajes de dos, tres o cuatro volantes, colores clásicos, rojos, verdes, rosas, negros o turquesas, capaces de combinar con con mantón o con flecos, con esparteras o tacón, un pendiente de aro o una lágrima… si da igual, se amoldan a cualquier persona y circunstancia, tratan de entender a todos…vamos que valen “para un roto o un descosido“.
Que sí, que tipos de personas hay muchas pero yo no me voy a poner a analizarlas a todas ahora, no tengo tiempo ni ganas ya con éstas voy servida, que después se me enredan los flecos del mantón de mis sentimientos y ni yo misma me entiendo (ni aguanto).
Besos… pues mira hoy por Tarantas…ea!! Por sacar mi “otro” lado Géminis…
5 Comentarios
elenllanos
Me ha encantado éste artículo… “filosofía flamenca” jajajaja Estoy totalmente de acuerdo, los trajes de flamenca adquieren personalidad y quien los viste los luce de manera diferente! Un traje sencillo, de toda la vida, favorecedor y bonito de cuatro volantes y mangas al codo, un popelín rojo con lunares blancos, puede parecer “falso y desagradable” por recargarlo demasiado con complementos exagerados y un recogido más elaborado de la cuenta,y se puede pensar que el traje de flamenca está “aparentando lo que no es”. Y sin embargo, ése mismo traje con un recogido sencillito, unos pendientes de aro, una flor bien plantá y un peinecillo prestado por tu madre, con solera, unos ojos y unos labios bien maquillados… hacen la diferencia, y piensas “mira que traje de flamenca más bonito y humilde, y está perfecto con poco” .
Un besito, Claudia! Tengo adicción al blog!! 🙂
Claudia
jajjaja… muchas gracias!!! Pues nada me pongo manos a la obra para escribir el próximo post!!! Un besote!!!
Esperanza
Di que si estoy totamente deacuerdo contigo , claudia tienes toda la razon del mundo , me ha encanta este articulo . Un besito guapa 🙂
María Cristina
Realmente no creo que le tengamos miedo a nuevos colores, texturas, o formas… lo bonito es bonito… no tiene más. El problema viene cuando esa innovación se convierte en una excentricidad. Me gusta ver novedades en la pasarela, al igual que disfruto viendo trajes de toda la vida, pero lo reconozco, no me atrevería a comprar un traje que se saliera mucho de los cánones. Avanzar en los diseños sí, pero sin perder ese aire añejo.
María Cristina
Perdonad, este comentario corresponde a otro post.