Imagino que muchas de mis flamencas habrán salido ya con sus hermandades y yo y, muchas otras, estaréis preparadas para salir en estos días. Yo, desde aquí, os deseo un camino lleno de «matitas de romero«, un camino para ir «delante de la carreta, siempre delante, delante», un camino en el que rezar, reír, llorar, cantar al compás de una guitarra en la «pará«… Me encanta ese momento en el que, ya en la parada, el Simpecado está parado, flanqueado por los romeros que se acercan a rezar, iluminado por las estrellas, abrazado por el fresco de la noche y el olor de sus flores… Todo casi en silencio. Mañana…