Domingo de Ramos…

¡¡Qué calor chiquillo!!

Vamos, el que dijo que iba a llover ayer creo que se equivocó…esperemos que el resto de la semana siga así o, por lo menos, sin llover. Eso sí, de rebequita por la noche nada que empezó a refrescar y a correr una brisita sevillana que no veas… vamos, que más de uno coge este año un resfriado.

Porque es el tiempo de los locos aquí en Sevilla porque, por ver, además de pasos, se ven otras muchas cosas… vamos, que esta entrada, en principio, iba a titularse “Como NO vestirse para un Domingo de Ramos”. De locos. Tacones… bueno, yo los llevaba y aguanté como una campeona eso sí, por si las moscas llevaba mis merceditas en el bolso. Pero el remate de todo fue que hubo quien se confundió de día (no de hora). Yo no sé a que vino o que moda será eso de los floripondrios en la cabeza un Domingo de Ramos, que vi hasta otra joven con ¡pendientes morados de flamenca! y bueno, la del “putivestido” o cinturon ancho de raso y tirantas con unos tacones de vértigo que no podía la chiquilla ni andar y con una torerita de estas de pelo…vamos “¡pa volverse loca!”

Y es que no puede ser, que este es el tiempo los locos…

Por lo demás, un Domingo de Ramos de estos de estampa, de los que el cofrade agonía como yo quisiera todos los años (y que dure para hoy y mañana que les toca a las mías). Estampa, miles, yo sólo os dejo aquí unas cuantas.

Gente… bueno, bulla típica sevillana pero he visto días peores, en concreto, el Martes Santo del año pasado fue tremendo.  Me sorprendió, enterarme que no había vayas en Molviedro y las quejas de los hermanos porque la cofradía no podía transcurrir con normalidad. Me impresionó, el que no fuese el mismo Domingo de Ramos. Me hizo llorar… una Madre.

Un color, las flores del paso de misterio de Jesús Despojado (arriba), lo que no vi, a La Hiniesta por su barrio. Un sabor, no hubo espinacas ni natillas. Una marcha, Cristo del Amor.

En mis retinas, todo y nada. Un sentimiento, la soledad de la vuelta. En la radio, escuchar mientras estaba acostada como las hermanas de Sor Ángela (o Santa Ángela) le rezaban a nuestro Silencio Blanco… y yo también rezaba. Para el año que viene… un deseo.

Besos.