Preparativos para el camino del Rocío.

Flamenquis…

Hay una semana en el año que nuestra casa se traslada a una carreta o a una carriola. Hay quien hace su camino en tienda de campaña y estos días… ya se está calado hasta los huesos. Hay quien peregrina una semana, diez días o quince. Hay quien sólo puede ir ésa noche a la aldea, quien tan siquiera puede ir a verla.

#CoscónyYo estamos casi listos. Nobleza en estado puro que espera a que yo decida. Y yo espero que las nubes pasen. Al menos, que la lluvia en mis días de camino apenas aparezca.

El traje de flamenca se convierte en bata, más liviana, con menos vuelo, más coqueta, más sencilla sin dejar de ser especial. Un volante grande o mucho pequeño, a veces menos encajes, a veces más sueños.

Cuando se puede las flores pasan a ser naturales ¡suerte tiene quien las lleva del Simpecao!

Los complementos, visto el temporal, mejor pequeños, poca cosa para que entre paraguas y capotes no molesten ni se vayan enganchando. Mejor si nos ponemos el pelo más tirante. Una trenza baja recogida, no hace falta más.

Las cuñas y tacones se convierten en espartos o botos incluso en cangrejeras o bambas. Cada una sabe qué llevar para dar todos y cada uno de los pasos que distan hasta la aldea.

Chaquetillas, ponchos, toquillas y hasta impermeables para los animales para la noche cuando llegamos a la parada.

El frío, la lluvia de estos días, hacen que preparemos los capotes. No sé sinos llegáis a imaginar cómo están estos días los caminos. El polvo va a dejar paso al barro, la Raya inundada, el Quema se ha convertido en el río que quiso ser, en la aldea el agua llega casi hasta los pies de la Virgen del Rocío.

Y aún así las carretas se preparan, las casas de la aldea están casi listas para empezar a recibir familiares, amigos y hasta compromisos.

Para un cante a las mil de la madrugada, unas palmas sordas, una voz desgarrada. Bajito y a compás. ‘Shhh… calla, que el compadre va a cantarte’.

El camino será más difícil, pero será camino. La crema protectora no hará falta, quizás la lluvia apague voces que cantan en el carrito durante un día de camino pero encenderán muchas más que recen junto al Simpecao.

El camino se convierte en íntimo, la gente se arremolina junto a la carreta y es que ‘en terciopelo bordado tiene Sevilla un altar y en medio la Virgen Pura que es de plata cincelá‘.

Llega la hora de llevar las batas de flamenca a la carriola, vestirse de flamenca, meter flores en cajas, hacer vida con catorce personas más en un mínimo espacio, oir el tamboril sonar. Cinco meses después de mi #BodaFlamenqui vuelvo a escuchar a Manuel tocar esos sones que durante una semana me van a despertar.

El jueves de salida ya va a estar aquí.

Besitos por bulerías!